Las relaciones entre vecinos de perfiles opuestos, que tanto juego han dado en televisión, es el boceto del que parte esta historia dirigida y adaptada por Sergio Peris-Mencheta, sobre un texto de la francesa Fabrice Roger-Lacan, y en la que han participado en la producción tanto el director como los actores. Una obra elegante que trata temas muy manidos con una inteligencia que va más allá de los tópicos. De entrada el esquema es claro y poco atractivo, pero el desarrollo de la historia nos va cautivando con cada escena, para que comprobemos que hay maneras de contar este tipo de conflictos de una forma muy distinta y eficiente, sin caer en el humor facilón.
Después de un debut triunfal con la excepcional "Un trozo invisible de este mundo", Sergio Peris-Mencheta vuelve a ponerse a los mandos de una obra de teatro para dirigir esta comedia que le consagra como un autor de lo más polifacético. De gran trayectoria en la pequeña y la gran pantalla, en los últimos años se ha volcado en su nueva faceta de director de teatro, sin dejar de lado su faceta de actor, con la que en los últimos tiempos nos ha conmovido dentro del reparto de "Julio César" o nos ha estremecido con su descomunal duelo interpretativo junto a Roberto Álamo en la increíble "Lluvia constante"(una de las obras más interesantes de los últimos años). Un autor que domina todos los registros, que sabe desde la sencillez transmitir lo que cada obra requiere. En este caso nos sorprende con un texto muy distinto a su primera dirección, pero demuestra que domina perfectamente la escena con elegancia y maestría.
Para esta nueva aventura en las antípodas de su anterior trabajo, el director escoge a dos actores muy televisivos como Silvia Marsó y Pablo Chiapella, a los que convierte en dos vecinos de caracteres opuestos y que se odian cordialmente. Cada frase o gesto es increpado por el otro, que ve en su compañero de rellano a un intruso en su vida. Los personajes antagónicos siempre han dado mucho juego en la comedia, pero lo difícil es que las escenas no nos sean familiares por repetitivas. La originalidad en el tratamiento de los dos personajes, de sus diálogos e incluso de las escenas en su conjunto, hacen de esta una comedia original y distinta.
Ella es la elegancia personificada, una amante de la tranquilidad, la lectura y la música clásica. Él un vividor noctambulo incorregible, enamorado de la vida nocturna, el alterne y la música rock a todo volumen. Un jefe de marketing de una empresa de yogures y una psicóloga que le encanta analizar a la gente. Un personaje con marcado carácter organizado y cuadriculado frente a otro caótico de vida desordenada. Toda esta disparidad en la radiografía de los protagonistas hace que salten chispas de cada encuentro. Cualquier cosa que hace el otro es motivo de burla o reproche. Pero en el fondo son dos personas solas que se han creado una coraza para protegerse, cada uno a su manera, él en forma de parodia de si mismo y ella marcando una distancia ante todo que impide ver cómo es.
Las escenas se van sucediendo y los personajes poco a poco van mostrándose tal y como son, con sus debilidades y sus miedos. Recurren a las redes sociales en busca de pareja, se quejan de las mismas cosas, tienen los mismo miedos....y se empieza a ver como los polos opuestos al final se atraen.
Todas estas secuencias están siempre "vigiladas" por el tercer personaje de la obra, el músico Litus, que desde su puesto privilegiado en escena no deja de sufrir las situaciones de los vecinos mientras nos deleita con su música. Compositor con varias nominaciones a los premios Goya, nos "ameniza" la velada desde las alturas. Un elemento que unifica las escenas y pone la calma en el caos que hay entre los personajes, guiándolos por sus diversas disputas.
La Puerta de al lado
Teatro: Marquina
Calle: Tamayo Prim 11
Fecha: de Martes, Miércoles y Jueves a las 20:00, Viernes y Sábados a las 19h y a las 21:15 y los Domingos a las 19h.
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